Es fácil caer en el error de pensar que gestionar las redes sociales es un trabajo que puede hacer cualquiera. Sin embargo, la realidad nos demuestra que hacerlo es más complicado de lo que parece. O al menos, hacerlo correctamente. Cualquier pequeño desliz por parte de alguien sin las cualificaciones y conocimientos adecuados (sobre todo en materia legal), falto de tiempo y con la mente en otra parte, o que considere que ésa no es su labor y que “ya tiene bastante con lo suyo”, puede originar una crisis que arruine en segundos la reputación de tu empresa.
Compartir información en redes sociales es todo un arte. No todo es posteable. Ni tampoco basta con postear un par de fotos de tus últimos productos y “tirando”. Para conseguir los efectos deseados y un éxito inmediato, deben elegirse el momento, la hora, la frecuencia y el contenido adecuados. De lo contrario, todo el tiempo invertido será tiempo perdido.
Las cosas en Social Media no son inmediatas. Los consumidores han cambiado; ahora se les denomina “prosumers”. Se informan, generan contenidos, opinan, se fían de las recomendaciones de otros prosumers y recomiendan ellos a su vez. Quieren ser escuchados y tenidos en cuenta, para lo cual es preciso establecer un diálogo fluido y constante con ellos. Esto hace que la continua interacción con este cliente suponga un gran esfuerzo.
Es aquí cuando entra en juego la figura del community manager, un puente entre tu empresa y tus clientes. No vende nada, pero crea comunidad y genera confianza para que tú puedas hacerlo. Y lo hace a base de paciencia, constancia y profesionalidad.
Piensa en marketing, no sólo en social media. Porque sabe que lo importante de las redes sociales no son las publicaciones hechas sino el impacto que causan y la utilidad de éstas para otras personas.
Su trabajo es, en realidad, mucho más complejo de lo que a simple vista parece, requiriendo de la formación, experiencia y actitud adecuados. Como he dicho ya al principio: no cualquiera puede gestionar correctamente las redes sociales. Igual que no todo el mundo puede servir adecuadamente un café (por mucho que se crea lo contrario) ni operar a corazón abierto.
Así, un community manager debe empezar por establecer una estrategia que le ayude a conseguir los objetivos de tu empresa y para ello deberá llevar a cabo una serie de pasos:
-
Análisis del entorno: Es decir, un análisis integrado de tu sector, tu mercado y tu competencia. Una vez obtenidos los resultados, establece contigo los objetivos y la estrategia a seguir, teniendo siempre presentes tus necesidades y presupuesto.
-
Elaboración global de promoción online y posicionamiento: Porque no sólo de Facebook vive el hombre. Las acciones para poner a tu empresa en el foco de atención de tus clientes actuales y potenciales son múltiples y de lo más variadas:
-
Elección de las redes sociales más adecuadas para tu negocio
-
Vinculación del offline con el online
-
Creación de contenido de valor
-
Optimización SEO
-
Email marketing
-
Publicidad PPC (Pago Por Clic)
-
Campañas en Facebook y Twitter Ads
-
Aumento del engagement o participación
-
Generación de conversiones en tu página web
-
Ampliación del alcance de tu marca en la Red
-
Actualización periódica de la información
-
Cuidado de la postventa y fidelización (¿sabías que, hoy en día, cuesta casi 10 veces más conseguir un nuevo cliente que fidelizar a uno ya existente?)
-
Medición del ROI: Google Analytics, junto con otras herramientas de medición, le permite monitorizar los resultados de sus acciones e ir corrigiendo donde y cuando sea necesario con la finalidad de obtener el mejor retorno de la inversión para tu empresa.
-
Aplicación del máximo nivel de seguridad: Gracias a un estricto cumplimiento de las disposiciones legales en materia de protección y seguridad de datos.