El salto a las tiendas ‘on line’ se ve frenado por la imposibilidad de realizar las inversiones necesarias y por la falta de preparación y personal para llevar a cabo la adaptación tecnológica de sus negocios. Sobre el papel, abrir una tienda ‘online’ es sencillo e incluso barato. Internet, como gran ventana al mundo, permite internacionalizar empresas mediante un simple golpe de ratón. Pero la realidad es otra, al menos para las millones de empresas que tratan de modernizar su forma de venta y se lanzan al comercio electrónico. Una tienda en Internet sin tráfico es lo más parecido a un negocio físico situado en una esquina por donde nadie pasa; está condenada al fracaso. Es entonces cuando entran en juego las redes sociales, los contenidos o el posicionamiento en buscadores como Google, todo para abrirse hueco en el mundo del ‘e-commerce’.
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